2/2/08

Discussió oberta

Fa uns quants posts es va iniciar una discussió interessant entre la Concha i jo mateixa sobre l'existència o no de parasíntesi en la formació de paraules. A classe de Morfologia es defensa, per part de la professora, que no existeix; així, la formació d'un verb com "desnatar" es justifica apel·lant a la possible existència d'una forma arcaïca "natar", per evitar l'explicació parasintètica que donaria de "nata" directament "desnatar", sense passar primer per la sufixació i després per la prefixació, tal com defensen alguns lingüistes. A continuació us copio un comentari que la Concha va fer al meu blog defensant la parasíntesi, i us convido a participar en la discussió.

"Para mí, por ejemplo, la existencia de la parasíntesis (la unión simultánea de un prefijo y un sufijo que cambia la categoría de la base) es impepinable!! Para mí y para los dos morfólogos más cracks de este país (que cuentan con decenas de publicaciones a sus espaldas y que han elaborado los capítulos sobre morfología de una “modesta” obra llamada Gramática descriptiva de la lengua española).

Lo que encuentro incoherente es que para sustentar un análisis uno tenga que procurarse una explicación ad hoc tan infantil: natar, mohecer y vejecer seguro que existieron alguna vez!!!

Según recuerdo, su análisis preferido era [[des[nata]V]]V (natar>desnatar), aunque, para los muy recalcitrantes (como yo) aceptaba un morfo cero para pasar de una base nominal a un verbo, o sea: [[des[nata]N Ø a]V ]V (natar>natar>desnatar) . Lo que no era posible es *[des[nata]N ar]V, es decir el análisis parasintético (nata>desnatar)

Ella partía de /nata/V porque decía que es un caso donde verbo y sustantivo comparten raíz, (como /ayuda/N y /ayuda/V) y si partimos de una misma raíz podemos ahorrarnos el paso de la conversión cero (de nata nombre a nata-Ø verbo). Pero digo yo ¿qué hacemos en los casos en que no la comparten como /golpea/V y /golpe/N o /sala/V y /sal/N? en estos casos el paso del morfo cero para obtener el V del N es imprescindible.

Esto nos deja con dos análisis para la misma estructura:

1. desnatar: [[des[nata]V]]V
2. desalar: [des[[sal]N a]V]V

Por tanto, otra pega es que en aquellos casos en que nombre y verbo no comparten base, hemos de hacer un análisis diferente.

Soledad Varela, por otro lado, sostiene que hay parasíntesis en estos casos y los analiza así:

[a [nud]N a]V

Donde la -a es un sufijo verbalizador que actúa en otras derivaciones denominales como almacén>almacen-a (r).

Según ella hay 4 tipos de parasíntesis en nuestro idioma:

1 [en+A+ecer] enloquecer, enternecer, encarecer.
2 [a+A+ar] alargar, abaratar, aclarar.
3 [en+N+ar] encarcelar, embotellar, enraizar.
4 [a+N+ar] acorralar, atenazar, arrinconar.

Su análisis es que ennoblecer, por ejemplo, es parasintético porque ni existe *ennoble ni *noblecer. Tanto el prefijo como el sufijo actúan de forma simultánea y solidaria.

Por algún lado tengo escritos ejemplos de neologismos en la prensa en que no se cumplen los principios de buena formación, los voy a buscar y os los pego."

6 comentaris:

Eduard Abelenda i Puigvert ha dit...

Caram, quin nivell! A veure, jo no he fet morfologia encara, però és ingenu dir que és inventar massa això de dir que hi ha d'haver un pas intermig amb el verb natar? La veritat és que a mi em sembla d'allò més natural i intuïtiu que hi ha paraules formades per analogia però sense haver passat necessàriament per tots els passos que han seguit aquelles paraules que es prenen per referència per construir l'analogia? És a dir, que no esxisteix el verb natar, per poder fer desnatar, però que aquesta parasíntesi (o com es digui) s'ha fet prenent com a referent un verb com salar ( que existeix) i que se'n pot formar dessalar. Per analogia s'ha fet, doncs.

Concha Campos ha dit...

Hola Raquel:
Me alegra que abras el debate, aunque aún no sé muy bien qué posición tomas en relación a la parasíntesis. Voy a ver si te convenzo…

Como bien dijo Aronoff, la tarea de la morfología consiste en establecer de manera razonable qué tipo de nuevas palabras pueden formar los hablantes. Esto implica que hay palabras potencialmente existentes, probables, susceptibles de aparecer en cualquier momento y ser adoptadas por la comunidad. Sin embargo, y para desconcierto de algunos morfólogos, muchas veces esos nuevos cuños no se rigen por unas normas establecidas, no son creados de acuerdo a unas reglas de buena formación. Constituyen, más bien, excepciones a esas reglas y como tales deben ser explicados mediante otro tipo de teoría o hipótesis: no podemos meterlos con calzador dentro del análisis que precisamente falsean. Eso es, en pocas palabras, lo que hace Valeria Salcioli al negar que “desnatar” o “descapotar” se han creado por parasíntesis y proponer, en su lugar, que en un tiempo anterior (no se sabe cuándo ni dónde está escrito) pudieron haber existido los verbos “natar” y “capotar”.

Eduard apunta con mucho tino que la formación “desnatar” ha surgido seguramente por analogía. Es, a mi parecer, la explicación más razonable. En morfología existe el llamado “analogical levelling”, fenómeno mediante el cual los hablantes crean palabras o adaptan las ya existentes a una forma modélica extraída de su paradigma (es lo que hacen los niños cuando regularizan “he ponido”). Aunque no siempre el fenómeno de la analogía regulariza: también provoca el cambio o la creación de formas a partir de modelos paradigmáticos irregulares (en algunas partes de los EE.UU. dicen “brung” en vez de “brought” en analogía a “sung”). En su magnífico libro Morphological Productivity, Laurie Bauer (autora del mejor manual de morfología que he leído) explica que hay dos enfoques básicos (y reñidos, normalmente) en relación con la morfología: aquel que estipula que la formación morfológica está invariablemente regida por reglas y aquel otro que defiende que está dirigida por la analogía. Expone que hay razones para defender una y otra postura, ergo lo más lógico sería adoptar una posición a medio camino. En efecto, normalmente las reglas actúan de manera productiva pero hay casos, muy numerosos por cierto, en los que lo que parece actuar es el genio creativo de los hablantes.

Lo malo de la analogía, lo que rompe los esquemas de algunos morfólogos estrictos, es que, como argumenta Bauer, no ayuda a establecer predicciones válidas. Dedicas una tesis doctoral a descubrir un patrón derivativo perfectamente regular en una determinada lengua y, para tu desmayo, empiezas a comprobar que los hablantes, esos desalmados, van por ahí creando contraejemplos totalmente irregulares.
Además, muchas de las palabras creadas por analogía rompen, por añadidura, con el principio de bloqueo de Aronoff, aquel que dice, simple y llanamente, que no puede formarse una palabra que ya existe. No podemos acuñar “obligatoriedad” porque ya existe “obligación”, por ejemplo, o “committal” porque ya existe “commitment”. Y, sin embargo se han creado.
Mirad, si no, en el CREA, la cantidad de veces que aparecen “acentuamiento”, “aglutinamiento”, “agudizamiento”, “confrontamiento”, “degradamiento”, “dislocamiento”, “reavivamiento”, etc., pese a que ya existen las mismas formas, con los mismos significados, terminadas en –ción. ¿Con qué regla vamos a explicar este fenómeno?

Mi postura está clara: hay muchísimos verbos y adjetivos denominales formados por parasíntesis a partir de un proceso de analogía con verbos existentes formados de manera regular. Así, junto al regular “desmilitarizado” coexisten los excepcionales “descerebrado” o “descabellado”. No es creíble, y por tanto no se puede sostener de ninguna de las maneras, el análisis:
*[[des[cerebra]V]V do]A
(cerebrar>descerebrar>descerebrado)
o
*[[des[cabella]V]V do]A
cabellar>descabellar>descabellado
porque parten de bases irreales, que no existen ni han existido jamás.

La única vía posible es la parasintética, a partir de la cual obtenemos
[[des[cerebro]N a]V do]A
cerebro>descerebrar>descerebrado
o
[[des[cabello]N a]V do]A
cabello>descabellar>descabellado.

Concha Campos ha dit...

Por cierto, Raquel, he visto que en el comentario que has pegado en la entrada hay errores en el encorchetado. Pese a que la regla es muy simple (igual número de corchetes a izquierda y a derecha) me he comido alguno en casi todos los ejemplos. Sé que no queda serio, pero teniendo en cuenta a la hora que me siento a bloggear, seguro que me lo perdonáis...

llenguaddicta ha dit...

EDUARD: Veus que la Concha ha contestat perfectament les teves preguntes. No cal haver fet Morfologia per adonar-se que en matèria lingüística (i diria que en totes les ciències) tota regla tindrà excepcions que la confirmaran (segons diu el refrany).

CONCHA: La meva posició sobre la parasíntesi ha passat per totes les fases possibles. És cert que quan la Valeria va presentar-la per primer cop (l'estratègia de la Valeria és presentar una teoria i després carregar-se-la, cosa que em sembla fantàstica) vaig creure que era una teoria molt lògica i factible. A veure per què no es pot afegir alhora un prefix i un afix... Llavors l'argumentació de la profe contra la parasíntesi em va semblar també creïble, però t'he de confessar que em fallava un pèl això de l'existència suposada de certs verbs que és de sentit comú que no existeixen ("natar" n'és l'exemple). Durant un temps vaig estar pensant que hi devia haver més explicacions possibles a part de la pro-parasintètica i l'anti-parasintètica, i l'analogia (com heu comentat tots dos) em semblava la més ¿lògica? L'argument que permet defensar l'analogia l'has presentat en una pinzellada: és el que fan els nens amb les formes irregulars quan encara no les han après. El Pau, el fill de la meva amiga, aquest nen de 7 anys a qui heu conegut si heu llegit el post dedicat a ell en el qual parlava dels diferents noms de l'anglès per parlar dels animals vis i dels que ja són al plat, quan tenia pel voltant dels 5 anys i jugava al parc corrent amunt i avall venia i et deia: "¿Has vist com he currat?" (Llavors jo li contestava amb malícia: "Ui, sí, quin curro t'has fotut"). Ell aplicava per analogia la forma de participi més comuna, com fan tots els nens.

Encara no entenc com hi ha autors que neguen l'evidència. Imagino que l'afany de defensar que la lingüística és una ciència (contra aquells que consideren només ciències les dites "dures") ha fet que molts lingüistes vulguin aplicar les regles amb calçador, fins i tot quan el sentit comú de qualsevol nadiu contradigui la regla i t'obligui a buscar-ne alternatives. La lingüística ÉS una ciència, però que es regeix per principis diferents, atesa la naturalesa dinàmica i canviant del seu objecte d'estudi. Hem de començar a trencar amb la creença que algun dia trobarem LA regla d'or que explicarà totes i cadascuna de les excepcions; és molt més coherent mantenir la diversitat (analogia, parasíntesi...). Potser hem de deixar de ser tan científics i començar a ser lingüistes de debò.

PD: ¿Queda contestada la pregunta? ;-)

Concha Campos ha dit...

Bueno, Raquel, veo que no he tenido que sacar mi último as de la manga, aquel que apela a criterios semánticos: desnatar es privativo "quitar la nata" y no reversativo "revertir la acción de natar". ¡Si apelamos al sentido del verbo, la base nos aparece sola!

Un saludo,

Concha

llenguaddicta ha dit...

CONCHA: Veus que en el fons la meva postura és bastant semblant a la teva. De fet, no només en qüestions morfològiques, crec recordar. La carta que et guardes sobre l'apel·lació a la semàntica te la podríen descartar molts dels grans lingüistes que hem conegut en la carrera (¿no era Bloomfield qui el negava fins que va haver de recórrer als parells mínims?) Sembla que en la nostra disciplina tothom s'ha especialitzat tant i s'ha dedicat a mirar amb profunditat un sol aspecte de la llengua, que s'han oblidat que la llengua és un tot (Bastardes, Morin) que cal observar-lo en la seva totalitat i en el seu entorn. Estudiar la llengua sense tenir en compte el significat és tan absurd com estudiar el cos humà sense tenir en compte la vida. El moment en què es van pronunciar les primeres "paraules", o protoparaules, si vols, tenien una intenció, un significat, i una finalitat. Passar per alt que quan parlem ho fem amb una intenció (igual com quan callem), és negar la llengua. No sóc funcionalista; tampoc formalista (de fet, no sóc res que acabi en -ista). Sóc més aviat defensora del sentit comú i dels termes mitjos, de l'equilibri, de la totalitat. Un bon metge ha de saber com funciona un fetge, com funciona un cor, i un pulmó, i quins són els components de la sang, etc., però ha de saber també com interactuen, com es relacionen entre elles totes aquestes parts dins el tot que és el cos.

"El tot és en la part que és en el tot" (Edgar Morin).

PD: He arreglat el "problema" dels claudàtors.

Una abraçada.